Decenas de miles de argelinos se manifestaron el lunes 22 de febrero en todo el país. Dos años después del inicio del Hirak, demostraron de esta manera que persisten las razones para luchar contra el régimen.
Bouteflika ha sido sustituido por Tebboune, pero el “sistema” denunciado en 2019 y sus privilegiados sigue ahí. Los jefes patronales como Issad Rebrab continúan explotando a los trabajadores para su propio beneficio.
Aunque se dio a conocer la liberación de algunos presos políticos, las detenciones de activistas nunca han cesado. Cientos de manifestantes fueron arrestados la misma mañana del 22 de febrero. A esta represión se suman los estragos del paro, muy agravado por la crisis sanitaria, y la miseria que supone para las clases populares argelinas.
El éxito de las manifestaciones demuestra que el espíritu de lucha no ha desaparecido y que el descontento popular sigue siendo profundo.