Las medidas aprobadas por el Gobierno para combatir la crisis del coronavirus dispondrán de 200.000 millones. Unos 117.000 millones procederán directamente del sector público y el resto es una incógnita. Se trata de invertir de golpe el 20% de nuestro PIB. De ellos, solo 17.000 millones son para destinar en gasto directo hacia “sectores vulnerables”, es decir para subsidios de desempleo, o ayudas asistenciales, mientras que 100.000 millones van a constituir avales para “otorgar liquidez al mercado”, mediante créditos a las empresas.
Pedro Sánchez ha lanzado buenas palabras de solidaridad, pero, ¿son reales? Estas medidas significan un salvavidas temporal y ocultan un duro futuro para las clases trabajadoras. Porque, ¿quiénes pagarán para salvar las empresas y los beneficios de los capitalistas?
En la anterior crisis, la clase trabajadora salvó a los bancos y a las empresas con un rescate de 100.000 millones de avales, de los cuales 60.000 nunca se devolvieron. Ahora se pide el compromiso y la solidaridad a la población, y sin embargo a las empresas y a los bancos, a la gran burguesía y sus grandes fortunas no se les exige nada o casi nada, para sufragar esta crisis. La historia se repite y volvemos a ser los mismos los que nos sacrificamos.
Esa es la solidaridad que se expresa a través de la economía capitalista, en medio de esta crisis: no tocar los beneficios de la burguesía y de las grandes fortunas – como la del rey-. Mientras tanto, mantienen diariamente su dictadura patronal, obligando a muchos trabajadores a acudir a trabajar exponiéndolos al virus y sin la protección adecuada.
Solo hay una solidaridad, la de los propios trabajadores, única clase que puede oponerse al caos capitalista con una sociedad más justa e igualitaria: cuando los medios de producción, de distribución y el sistema financiero estén en manos de los trabajadores y de la sociedad, es decir, el socialismo.