Los pueblos pagan ya muy caro la inestabilidad general del sistema capitalista a través de las guerras locales que estallan en todos los rincones del planeta. La consecuencia de este aumento de las tensiones entre las grandes potencias y de la multiplicación de los conflictos regionales es que los gastos militares aumentaron un 4% el año pasado, para mayor felicidad de los complejos militar-industriales de las grandes potencias. Al armarse hasta los dientes, los dirigentes de este mundo enloquecido prometen cada vez más sangre, cada vez más lágrimas.