Como suele ocurrir cada año, muchos productos y servicios aumentan de precio, ahora lo hacen los billetes de tren, el peaje de autopista (aún no rescatada), el IBI o las comisiones de varios bancos. Suben de precio, además, los productos básicos como la electricidad, el gas o la vivienda.
La compra de vivienda se encarecerá un 3% mientras que el alquiler afectará subidas aún no determinadas entre el 4% y el 6%. Viviendas cada vez más destinadas a la especulación y menos a cubrir la necesidad de la sociedad.
En la electricidad entrarán 6 nuevos tramos horarios que se podrán elegir para controlar el gasto. Aún está por ver si estos precios vendrán ya con alguna subida aplicada o no.
El oligopolio eléctrico en España sigue dando de comer a empresarios del IBEX y a una caterva de políticos, ex presidentes y ministros que quieren seguir enriqueciéndose a costa de la población.
La alternativa a la electricidad que utilizan 8 millones de personas también ha subido. El precio de la bombona de butano, la fuente energética que la inmensa mayoría de la tercera edad utiliza, ha aumentado en dos ocasiones, en noviembre un 4,86% y en enero un 4,95% más, situándose en 13,37 euros.
En cuanto a las subidas que los bancos van a imponer figuran, el BBVA que elevará sus comisiones de mantenimiento de 60 a 100 euros al año. El Santander, que cobrará nueve euros mensuales por su cuenta Día a Día, y la de Bankia, que obligará a contratar un seguro, realizar dos operaciones mensuales con tarjeta de crédito y mantener unos ahorros superiores a 30.000 euros, según han avanzado las propias entidades bancarias. Esta es la respuesta de la banca para seguir llevándose dinero de los clientes, pues ya no puede embolsarse por las cargas de “cláusulas suelo” y de los actos jurídicos documentados tras los últimos cambios legislativos.
Se aprecia que no bastará el nuevo aumento del SMI o la miseria de subida de las pensiones de este gobierno, para que las clases trabajadoras puedan darse un respiro, pues. Las grandes empresas, los bancos, siguen elevando sus objetivos de beneficios más de lo que lo hacen los sueldos o las pensiones.
Ningún gobierno burgués impedirá este robo continuado a la población trabajadora. A ésta solo le queda organizarse y luchar si quiere cambiar las cosas.