Las recientes elecciones europeas han tenido un resultado en Francia no muy diferente al resto de los países. Como en casi toda Europa la abstención electoral ha supuesto más del 55% y la caída de la derecha a favor del Partido Socialista con un 30% del voto ha supuesto un castigo al gobierno de la derecha y su política antiobrera. El artículo que presentamos a continuación es la traducción del editorial de los boletines de empresa que Lucha Obrera realiza y difunde con los trabajadores de más de 400 fábricas y empresas de Francia. En este editorial difundido recién terminadas las elecciones, se expresa el análisis de la situación postelectoral de Lucha Obrera ante la clase obrera.
Por segunda vez aquellos electores que han preferido no abstenerse, se han valido del Partido Socialista para decir lo que pensaban del gobierno Chirac-Raffarin. Y eso aunque el Partido Socialista haya probado ampliamente en los cinco años pasados en el gobierno, hace tan sólo dos años, que en el fondo, no hacía mejor que la derecha.
Lo hicieron de otra forma, con más hipocresía, pero los cierres de empresas, las " deslocalizaciones ", los despidos masivos, que habían empezado desde el principio en contra de Renault Vilvorde y Michelin, salpicaron los cinco años de su gobierno.
Siguieron disminuyendo los impuestos de las clases ricas, continuó la " desreembolso" de muchos medicamentos, el " forfait journalier " (parte a cargo del enfermo por cada día pasado en el hospital) siguió aumentando y, si se estabilizó un poco el número de parados, la situación de éstos empeoró continuamente.
El gobierno Jospin no atacó directamente las pensiones pero el gobierno Raffarin ha aplicado el plan preparado por un socialista.
Y cuando, en las presidenciales, Jospin fue rechazado por su propio electorado, lo único que hizo el Partido Socialista fue agitar el miedo a Le Pen para pedirnos que votáramos Chirac. El electorado lo hizo y se valió de Chirac para azotar a Le Pen quien, de todas formas, no podía ser elegido puesto que, para que no lo fuera, bastaba con los verdaderos electores de Chirac. Nadie les dijo entonces a los electores lo que les esparaba con Chirac y su mayoría. Total, el electorado manipulado, desorientado, plebiscitó para los cinco años siguientes a un hombre que tiene el poder de permitírselo todo en contra de los trabajadores.
Y, en realidad, desde hace dos años, es la política de la derecha, su cinismo, sus medidas anti-obreras, lo que ha constituido la campaña electoral del Partido Socialista.
El electorado que se valió de Chirac contra Le Pen se sirve ahora del primer garrote que encuentra, el Partido Socialista, contra Chirac y Raffarin.
Pero si el Partido Socialista vuelve al poder, acompañado por el Partido Comunista y los Verdes como anteriormente, llevará la misma política y veremos, de nuevo, deslocalizaciones, "planes sociales"(en España se llamam Expedientes de Regulación de Empleo), despidos, paro, indemnizaciones reducidas para los parados, pensiones disminuidas, puesto que, claro, un gobierno socialista no anulará estas medidas de la derecha. Tampoco reestablecerá el impuesto sobre beneficios de las empresas al nivel anterior, no obligará a la patronal a que aumente sus cotizaciones proporcionalmente al aumento de las cotizaciones de los asalariados.
Entonces no podemos contar con las elecciones venideras, ni esperarlas para mejorar la situación de los trabajadores. Tenemos que hacer, desde ahora mismo, retroceder el actual gobierno. Sin esperar tres años, lo que implica otras huelgas que no sean corporatistas, sin que estemos acorralados, o sea luchas ofensivas.
Y entonces, sólo entonces, los que quieran votar a la izquierda dentro de tres años lo harán estando en posición de fuerza y sin haber retocedido socialmente hasta no tener ya los medios para luchar.
Las direcciones sindicales no están realmente en el bando de los trabajadores. Cuando convocan una lucha es para imponer una sesión de charla con un ministro.
La extrema izquierda, en estas elecciones, ha estado lejos de reencontrar a su electorado de la primera vuelta de las presidenciales. Incluso ha retrocedido en comparación con las regionales. Pero los militantes de Lutte Ouvrière no dejarán por ello su combate para hacer que los trabajadores se organicen, para poder imponer a los sindicatos una auténtica política de defensa del mundo laboral.
Arlette Laguiller