En Gaza, Ucrania... la dominación imperialista engendra guerra y barbarie

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Textos del semanario Lutte Ouvrière - 19 de agosto de 2024
19 de agosto de 2024

Mientras continúa el derramamiento de sangre en Gaza, los líderes occidentales afirman estar trabajando por la paz. Biden tiene incluso «un plan». «Nunca hemos estado tan cerca de un acuerdo», declaró tras la reanudación, el 15 de agosto, de las negociaciones que supuestamente conducirían a una tregua en Gaza. ¡Qué monstruosa hipocresía!

Durante meses se han estado celebrando supuestas negociaciones, pero la guerra ha continuado sin tregua. El ejército israelí ha continuado sus bombardeos, diezmando a familias enteras y obligando a miles de palestinos a huir en medio de la destrucción sin tener a dónde acudir. Durante semanas, las escuelas de la ONU que albergan a miles de refugiados han sido blanco de ataques sistemáticos. La población sobrevive amenazada por el hambre, sin acceso a agua potable ni atención médica. La polio ha reaparecido por primera vez en 25 años. También en Cisjordania, el ejército israelí ha causado cientos de muertos y protege a los colonos de extrema derecha que atacan a los palestinos para aterrorizarlos, asesinarlos y apoderarse de sus tierras.

Los dirigentes de las grandes potencias, empezando por Estados Unidos, saben muy bien lo que tendrían que hacer si quisieran poner fin al conflicto. Para empezar, podrían dejar de suministrar armas al gobierno israelí. Por el contrario, Estados Unidos acaba de decidir venderle armas por valor de más de 20.000 millones de dólares, dándole medios adicionales para masacrar a los palestinos.

Biden no tiene ninguna intención de renunciar a su apoyo a su aliado israelí, que es su mejor aliado militar en Oriente Medio. Reforzado por esta protección y bajo la presión de su extrema derecha, el primer ministro israelí Netanyahu puede librar una guerra sin fin en Gaza e intensificar sus provocaciones. El asesinato del jefe de Hamás y el de un dirigente de Hezbolá a finales de julio tenían por objeto provocar una reacción de Irán y obligar a Estados Unidos a estar codo con codo con Israel. Esto es lo que está haciendo Biden, aunque está claro que el régimen de Teherán no quiere embarcarse en una escalada militar.

¿Realmente quieren los líderes estadounidenses imponer un acuerdo a su aliado israelí? Lo veremos en los próximos días. Un alto el fuego daría un respiro a los palestinos de Gaza, pero desde luego no pondría fin a su opresión. Los dirigentes de Estados Unidos, Israel, Irán y Hamás podrían llegar a un compromiso que devolviera el territorio de Gaza a lo que era para sus habitantes antes de la guerra, es decir, una prisión al aire libre, donde las condiciones de vida serían aún peores debido a las destrucciones causadas por el ejército israelí. Pero esto sólo sería una tregua antes de nuevos enfrentamientos.

Los Estados imperialistas son incapaces de apagar el incendio de Oriente Próximo, ¡porque son ellos quienes lo avivan! Durante las últimas décadas, atraídas por el olor del petróleo, las potencias coloniales, primero Gran Bretaña y Francia, y luego Estados Unidos, han enfrentado deliberadamente a los pueblos de esta región entre sí para dominarlos. Pero la rivalidad entre las grandes potencias por el control de los mercados, las fuentes de materias primas y las zonas de influencia enfrenta a los pueblos y provoca guerras bárbaras en todo el mundo.

Lo vemos en Europa del Este, donde, a través de los ucranianos, Biden y los dirigentes de la OTAN hacen la guerra a Putin, jefe de un régimen dictatorial que representa al estrato privilegiado de Rusia. Así es como los pueblos se ven empujados a enfrentarse, a pesar de los vínculos forjados a lo largo de una larga historia conjunta.

Aquí, en Francia, los trabajadores y las clases populares no mueren bajo las bombas, pero ¿hasta cuándo? Sufren ya la agudización de la crisis y la guerra económica entre Estados para satisfacer los intereses de las clases privilegiadas que dominan la sociedad. Y esta crisis y la política de las grandes potencias podrían llevar al mundo a una guerra generalizada.

En Oriente Medio, en Europa del Este y en otros lugares, los pueblos podrían coexistir perfectamente si no estuvieran sometidos a las políticas divisionistas de las clases dominantes. A esto hay que oponer la consigna de unidad de todos los oprimidos y los trabajadores del planeta. Sólo su lucha por derrocar el sistema capitalista puede ofrecer una salida a la humanidad.

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 19 de agosto de 2024