Continúa el pulso entre los militares que han tomado el poder en Níger y los protectores y explotadores occidentales del país. Al fin y al cabo, son ellos quienes están detrás de la CEDEAO, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental.
La CEDEAO amenaza con intervenir militarmente y se prepara para hacerlo con el apoyo de los gobiernos francés y estadounidense. No sería la primera vez que tropas de toda o parte de la CEDEAO intervienen en nombre o en apoyo de las potencias imperialistas.
Reunidos el 10 de agosto, los dirigentes de los Estados miembros declararon que querían "dar prioridad a la acción pacífica". Se trata de estrangular económicamente a Níger mediante las sanciones económicas vigentes desde finales de julio. La interrupción del suministro eléctrico afecta a la vida cotidiana de la población. Del mismo modo, la suspensión de las transacciones bancarias, además de obstaculizar la actividad económica, impide a las familias recibir los giros postales enviados por sus familiares residentes en el extranjero. Como en muchos países muy pobres, la supervivencia de muchas familias depende de ello. El estrangulamiento de Níger, pretendido por Francia y Estados Unidos con el pretexto de restaurar la democracia, es sobre todo un estrangulamiento de los más desfavorecidos.
Es evidente que los militares en el poder utilizan estas amenazas y esta escasez para buscar el apoyo popular. Está muy bien que acusen a Francia de haber saqueado su país, y no sólo sus minas de uranio, durante décadas. Esa es la verdad del asunto. No les cuesta más afirmar que el anterior equipo en el poder, el del presidente Mohamed Bazoum, gran amigo de los franceses, era corrupto hasta la médula. Las hileras de villas de lujo construidas recientemente en la capital lo demuestran a las claras, pues es bien sabido que se financiaron mediante malversación de fondos públicos. Pero, como deben recordar los trabajadores del país, estos generales pertenecen al mismo mundo que aquellos a los que pretenden sustituir, empezando por el jefe de la junta, el general Tiani, antiguo jefe de la guardia presidencial. Al igual que ellos, fueron formados por los protectores, instructores, proveedores y financiadores franceses del ejército, probablemente propietarios de algunas de estas villas, y también estuvieron implicados en una gigantesca malversación de fondos para suministros militares en 2019.
Los representantes del imperialismo francés y, por encima de ellos, los del gran hermano estadounidense, conocen bien a estos generales. Pero no pueden permitir que esto ocurra, ya que Níger es la base principal de las fuerzas armadas occidentales en la región y un peón esencial en su operación. También es un importante proveedor de uranio para Francia y su industria nuclear. Además, en Níger, como en todas partes, a los gobernantes imperialistas no les gusta que les impongan nada, ni siquiera los generales aliados.
Los llamamientos de los funcionarios franceses a respetar la democracia serían risibles si la situación fuera risible. Francia conquistó Níger por la fuerza de las armas, lo mantuvo bajo su bota por la fuerza, y desde la independencia ha decidido quién hace qué allí, incluso en el gobierno. En la docena de golpes de Estado que ha sufrido este país desde 1960 no ha habido ninguno en el que no hayan participado los servicios especiales franceses, tanto en su preparación como en su ejecución.
Para mostrar su determinación, los generales nigerinos han nombrado un gobierno y afirman contar con un apoyo popular capaz de resistir cualquier intervención exterior. El lunes 14 de agosto, tras recibir a una delegación de líderes religiosos con vistas a negociar con la CEDEAO, los generales golpistas, no contentos con mantener detenido al presidente Bazoum, le acusaron de alta traición. Los países de la CEDEAO tomaron inmediatamente represalias anunciando una reunión de sus estados mayores para preparar una intervención militar, y el gobierno francés prometió su apoyo.
La miseria de las poblaciones africanas, la podredumbre engendrada por la dominación imperialista, las tensiones en las relaciones internacionales, el aumento de poder y la frecuencia de las intervenciones militares, hacen que el menor movimiento político pueda desencadenar un cataclismo. En este caso, la defensa de los privilegios de un cuarto de generales en Níger puede desembocar en una guerra generalizada en toda una parte de un continente saqueado y devastado por el imperialismo.
Paul Galois