El IMV se ha presentado en los medios de comunicación como un logro progresista de este gobierno. Incluso la derecha, la extrema derecha y la patronal, no han puesto excesivas objeciones. Pablo Iglesias presentó esta “prestación no contributiva” como «un paso histórico en el desarrollo del sistema de protección social», “el mayor avance en derechos sociales en España…” de “un día histórico para nuestra democracia” y para él “es un honor”… “anunciar que hoy nace un nuevo derecho social en España”. A pesar de estas altisonantes y exageradas palabras, la prestación es insuficiente y en verdad, la medida, es una ayuda más, que no resuelve la causa real de la pobreza: el paro y la precariedad laboral. Con 462 € para una persona o 1015 € para dos adultos y tres hijos, supondrá un alivio, no más, para las 850 mil familias en la pobreza extrema, lo cual siempre será bienvenido.
Pero veamos, ¿es verdaderamente un logro para los más pobres?, o, ¿es una forma de desactivar la crisis en favor de la patronal y el capital?
La medida va a ser costeada por la Seguridad Social, es decir por las cotizaciones del mundo del trabajo, y podrá complementar a los salarios de miseria y precarios y como consecuencia, la plusvalía del capital se mantiene a costa de los sectores de trabajadores pobres y precarios. Es decir, es dinero público aportado por la clase trabajadora y, nada por los beneficios empresariales. Sin embargo, empresas y ETT, muy conocidas, seguirán explotando a miles de trabajadores y no pagarán sueldos más altos. Vigilantes, dependientes, cajeras de supermercado, las y los teleoperadores, camareras de piso, trabajadoras del hogar, repartidores, falsos autónomos… que trabajan en condiciones precarias podrán obtener una “ayuda” a sus salarios de miseria.
Un ejemplo. Hay trabajadores contratados por una ETT temporalmente por días o por horas. Supongamos que al mes trabaja por horas y al mes recibe 200 €. El Estado complementaría hasta los 462 o 1015 € según las cargas. Es decir, se podrán complementar los salarios en precario y otras prestaciones de las comunidades autónomas. “De esta forma –explica la nota del ministerio-, la renta media garantizada es de 10.070 euros al año por hogar, mientras que el importe de la prestación será de unos 4.400 euros anuales. El presupuesto anual ascenderá a 3.000 millones de euros al año”.
En todo caso, aunque la ayuda alivie a las familias más pobres, no será menos cierto, que la patronal va a seguir beneficiándose de la precariedad laboral.
Esta ayuda es por tanto, para los más pobres, un colchón amortiguador de la crisis capitalista, que ayuda a la supervivencia del capitalismo como sistema económico, manteniendo los beneficios de la patronal, sin coste alguno. El negocio para el capital es redondo: mantiene la precariedad salarial, el Estado ayuda con los fondos de los trabajadores de la Seguridad Social a los más pobres y el riesgo de movilización social disminuye. En conclusión, es una medida más que no resuelve el verdadero problema: un capitalismo en agonía que sobrevive a costa de la explotación del trabajo.