La organización de la sociedad, su economía, sus finanzas, su orden social está en crisis y las fuerzas dominantes del dinero – la banca, multinacionales, los mercados etc.-, son incapaces de mantener la salud y la protección necesaria para aquellos que son imprescindibles en estos momentos: la clase trabajadora. Según fuentes sindicales más de un millón de trabajadores han sido despedidos individualmente, y se esperan 3 millones en ERTE. Además, multitud de empresas están obligando a sus trabajadores a producir o realizar servicios sin las medidas de seguridad necesarias. Mientras que las grandes empresas guardan sus beneficios millonarios en paraísos fiscales y reparten dividendos a mansalva, exigen a sus trabajadores trabajar en condiciones inseguras. Y como ejemplo en estos días Airbus, Atento, Correos o Tussam en Sevilla… y muchísimas más.
Muchos trabajadores, en Italia, en Francia, en España, se hacen preguntas sobre la forma en que los están tratando arriesgando en muchos casos sus vidas, en cómo podrían protegerse mejor; hay en las redes sociales todo tipo de testimonios que no encuentran la forma de contestar a su empresa, que se desahogan expresándose. Por todas partes, y no solo en España, los trabajadores denuncian que están obligados a trabajar sin que la empresa proporcione los medios de seguridad adecuados: en Correos, empleados públicos y privados de todo tipo, de los cuales los trabajadores sanitarios se están llevando la peor parte.
Son momentos difíciles para los que mantenemos la sociedad en funcionamiento. Muchos trabajadores están acumulando su rabia; algunos otros están abriendo los ojos. Sin embargo, el mito del “Estado nos protege, los gobiernos nos amparan, la patronal también vela por el interés general porque si le va mal al empresario también le va mal al trabajador” …, ya no cuela como antes. Ni se digieren igual los gestos “altruistas” de algunos grandes empresarios, hipócritas, sepulcros blanqueados, cuyas fortunas son más que dudosas y que en plena crisis tienen sus centros de trabajo funcionando. Son los Florentino Pérez, Amancio Ortega, la familia Botín y un etc., que en España dominan el Ibex35, y en el resto del mundo es igual.
Sin embargo, sin médicos, enfermeros, basureros, carteros, sin el frutero de tu barrio y el carnicero de la esquina… no se podría subsistir, son los imprescindibles. En cambio, otras clases sociales, -a la vista está- son perfectamente sustituibles. Parte de la población se está preguntando, ¿cómo hacen el test de forma tan rápida a la reina Letizia y a muchos otros personajes y políticos, mientras médicos y enfermeras están trabajando sin siquiera saber si están contagiados?
La crisis del coronavirus está demostrando que son los trabajadores los que hacen funcionar la sociedad en todos sus aspectos y son los que producen riquezas. ¡Y esa rabia del mundo del trabajo habrá que encauzarla hacia el cambio social que permita gestionar la sociedad por aquellos que verdaderamente son imprescindibles!