“El negocio va bien, eso es lo que se ve: que las ventas están yendo muy bien y los resultados tributarios son muy buenos”, apunta Carlos Cruzado, el presidente de Gestha, el sindicato de los técnicos de Hacienda, a la vista de los datos antes de finalizar el año. El impuesto de sociedades, el impuesto que grava los beneficios empresariales, refleja un crecimiento del 18,7% en relación con los diez primeros meses del año pasado. Este aumento, en realidad, sería del 25%, ya que “el primer pago de 2021 fue excepcionalmente elevado por la existencia de un ingreso extraordinario”, continua este mismo técnico.
Así pues los beneficios de las empresas están creciendo a un ritmo del 25% o dicho de otro modo: la principal causa de la inflación reside en la subida de precios no para mantener márgenes de beneficios, sino para aumentarlos.
Pero no solo la agencia tributaria, también el Banco de España admite que las rentas de las empresas crecen el doble que la inflación; precisamente todo ello ha hecho que los trabajadores pierdan poder adquisitivo al nivel de casi dos de las catorce pagas existentes. Según los informes trimestrales del citado banco los datos muestran que todos los sectores empresariales han mantenido o mejorado sus negocios, unos más que otros evidentemente. No obstante, en términos generales, la recuperación de beneficios ha continuado en 2022 hasta “situarse a niveles similares a los existentes antes de la pandemia”
Por supuesto en esta carrera hacia el beneficio, las empresas del sector energético se llevan el oro. La gran banca y las empresas energéticas ganaron 72 millones limpios al día durante los tres años de pandemia y crisis inflacionista. La factura de impuestos de las seis entidades financieras y las siete compañías eléctricas y de hidrocarburos del Ibex35 asciende a 33.000 millones. Han acumulado más de 64.000 en beneficios y tienen otros 47.000 en provisiones.
¡Por todo esto la clase trabajadora, sin complejos, debe hablar alto y claro y exigir la subida automática de sueldos conforme al IPC real, así como de las pensiones y del salario mínimo interprofesional! ¡Y estas reivindicaciones solo deben ser el comienzo de luchas que pongan finalmente a la sociedad sobre bases más justas e igualitarias!