El ministro británico de Transporte, Grant Shapps, acusa a los líderes sindicales de remontarse a la época de “cerveza y sándwiches” de los años 70, cuando los ministros se reunían con los líderes sindicales para negociar acuerdos… Pero, de hecho, bastantes comentaristas están viajando en el tiempo a los años 70 y, en particular, al “Invierno del Descontento” de 1978-1979, cuando en medio de las huelgas (¡en su mayoría!) salvajes del sector público y privado, una huelga general parecía estar a la vista.
Hay muchas similitudes con la actualidad. En 1975, la inflación alcanzó un máximo del 26,9%. Desde los medios se produjo el mismo bombo mentiroso sobre una espiral de precios “causada” por las demandas salariales de los trabajadores. Así que el gobierno laborista acabó imponiendo, en 1978, un límite del 5% a las subidas salariales, momento en el que la inflación era del 8,3%. Lejos de ellos el poner un límite a las subidas de precios y a la especulación, por supuesto.
Fueron los trabajadores de Ford los que acabaron con esta “restricción salarial”, haciendo una huelga total durante 9 semanas y consiguiendo un aumento salarial del 17,5%. Sí, se puede hacer. Sin embargo, este éxito no se repitió entre los trabajadores del sector público, que fueron derrotados, a lo que no ayudó el estado de emergencia declarado por el gobierno laborista. Este perdió las elecciones unos meses más tarde.
Lo que era diferente en ese momento, era la “crisis de liderazgo” en los sindicatos: los líderes tenían miedo de ir en contra de un gobierno “laborista” a pesar de que estaba atacando a la clase obrera. Así que los trabajadores de base, y no sólo en el sector público, sino también en la Ford, se declararon en huelga no oficial, organizando sus propios comités de huelga.
Hoy en día, el contexto puede ser diferente, y los líderes sindicales, preocupados por el futuro de sus propias maquinarias sindicales, se están re-estructurando para sonar más atractivos para una membresía cada vez más reducida. Pero los trabajadores tienen que encontrar los medios para tomar sus propias decisiones colectivas sobre su acción hoy, igual que ayer. Para la clase trabajadora, al contrario de lo que afirma Shapps, el mundo no ha cambiado. Es nuestra clase contra la suya – y esta vez, debemos asegurarnos que de nuestro lado, ¡ganamos todos!
Traducido de Workers’ Fight.org