Este próximo 8 de Marzo, como viene siendo habitual, habrá distintas conmemoraciones y manifestaciones por toda España para celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, pues a pesar de los avances, las mujeres trabajadoras siguen sufriendo una explotación mayor que la del hombre, mayor precariedad, la brecha salarial, etc y, aún más trágico, violencia y muerte por la violencia machista.
Si la vida de ciertas mujeres, sobre todo en los países desarrollados, ha ido mejorando es precisamente gracias a sus luchas y este es el significado que Clara Zetskin, de la Segunda Internacional comunista, quiso dar al proponer este día en 1910, basándose en el día 1 de Mayo, como día de lucha internacional donde mujeres y hombres trabajador@s denunciaran la situación particular de explotación de la mujer denunciando al mismo tiempo el capitalismo y su veneración a la propiedad privada.
La situación general de explotación y precariedad de la mujer se da a todos los niveles en el mundo del trabajo; esta explotación la sufre de manera particular la mujer, pero también hombres por su nacionalidad, etnia u otras situaciones. Esta precariedad es fruto de una sociedad capitalista en manos de banqueros, empresarios y especuladores financieros que dominan la sociedad a través de la propiedad privada de los medios de producción, distribución y consumo que está sostenida por las instituciones estatales y sus políticos. Para algunos, la mujer aun es vista como algo de su propiedad y en el mundo laboral se les asigna tareas que tradicionalmente han sido para ellas: limpieza, camareras de hotel, cuidados a mayores… Por otra parte el machismo, que significa el dominio y propiedad del hombre sobre la mujer, todavía está extendido y tiene consecuencias terribles en la violencia de género.
Es bien cierto que la opresión y discriminación de la mujer es anterior al capitalismo y que nace con la propiedad privada y las clases sociales. Y que fueron ellas los primeros seres humanos a los que se esclavizó y se las redujo al ámbito privado de la familia como procreadoras, cuidadoras y mantenedoras del hogar, criadas propiedad del marido, padre y en su defecto hermanos. Y que en muchas ocasiones se las prostituyó. Esta mentalidad de “propiedad” que perdura en el machismo es origen de la violencia contra las mujeres.
Las mujeres son la mitad de la humanidad trabajadora y su lucha es la de todos los trabajadores. Hoy en día, en todas las partes del mundo, las mujeres son las primeras víctimas del capitalismo: son también las primeras en sufrir el subdesarrollo y la miseria en los países pobres. ¿Cuántas mujeres golpeadas, quemadas o apedreadas, mutiladas, prostituidas, casadas a la fuerza o obligadas a taparse la cara, bajo el pretexto de tradiciones reaccionarias?
Hay que aprovechar esta convocatoria, este 8M, para seguir realizando asambleas y paros, manifestarnos en la calle y proponer una continuidad en la lucha obrera hacia movilizaciones generales de toda la clase trabajadora que denuncie de forma implacable la situación de la mujer en particular y toda opresión en general. Sabemos que las mujeres trabajadoras sólo podrán emanciparse, junto al resto de trabajadores, derrocando el capitalismo, eliminando la propiedad privada de los medios de producción, y así ir eliminando de las mentes humanas los rescoldos de la desigualdad y la explotación de unos seres humanos por otros.