Caixabank y sindicatos han firmado un ERE para 6452 trabajadores, que serán salidas voluntarias y no podrán forzarse. De esta forma la banca –pues Caixabank no es el único banco que despide- ha borrado del mapa en los últimos 6 meses, más de 15000 puestos de trabajo “al abrigo de la pandemia y la digitalización”, según el “Diario Público”.
Los datos que se publican en distintos medios especializados y sindicatos dejan ver que la destrucción de empleo en el sector bancario español es brutal: solo en diciembre del año pasado Santander Ibercaja acordaban EREs con más de 4300 bajas, a los que se añadía un plan de salidas voluntarias de Banco Sabadell con 1800 trabajadores más, 2935 en BBVA y 6452 en CaixaBank. Suma y sigue, porque con los despidos que hizo el propio Banco de España y el actual de Caixabank, se estima que en la última década la banca en España se ha deshecho del 40%, aproximadamente, de sus trabajadores.
Siguiendo al “Diario Público” “las entidades han aprovechado la aceleración que los procesos de digitalización han experimentado con la pandemia para celebrar su reconversión, con mayores afecciones al desempleo cuánto mayor es el tamaño de las entidades”. Y no solo están despidiendo a mansalva, sino que también endurecen y precarizan las condiciones laborales para los trabajadores que se quedan
–estos se quejan que además de sus funciones se han convertido en ser comerciales que deben vender desde alarmas hasta televisores-, de tal forma que ello ha supuesto una gran participación en las últimas huelgas y manifestaciones de los trabajadores.
Un estudio de UGT sostiene que la mitad de las oficinas bancarias han sido cerradas en España entre 2008 y 2019, exactamente 21.614 a las que hay que añadir 1.608 el año pasado y 688 en lo que llevamos de año, datos corroborados por el Banco de España.
La pandemia, qué duda cabe, ha acelerado el uso de nuevas tecnologías, la digitalización, el teletrabajo… y la patronal bancaria ha sabido subirse bien al carro de estos nuevos tiempos. Al igual que otras grandes patronales quieren deshacerse de la plantilla de trabajadores con más edad o mejores condiciones para precarizar y empeorar las condiciones de los que se quedan. Los avances tecnológicos que realmente podrían ser un progreso al servicio del trabajo, se convierten en un calvario para los trabajadores cuando se pone en manos de la patronal para sacar el máximo beneficio, que, dicho sea de paso, siguen siendo enormes en el sector bancario, a pesar de la crisis.
Estas consecuencias nefastas del teletrabajo y la digitalización, en cambio, podrían servir para el reparto del trabajo sin bajar los salarios, es decir, para que los trabajadores acortasen su jornada laboral y aumentar el empleo. Sin embargo, este tira y afloja entre a quien debe servir la tecnología en el ámbito laboral ha sido un debate constante en la historia desde la introducción del maquinismo y solo se resolverá con la lucha de clases imponiendo la clase trabajadora el reparto del trabajo entre todos y todas, sin bajar los salarios y bajando las horas de trabajo, lo cual sería a su vez una vía para impedir los despidos.
El fondo del problema es: ¿cómo sacar más beneficios para los accionistas? Pues con el ABC de la explotación del trabajo: despidiendo para que con la tecnología los trabajadores que queden o que se contraten produzcan más y cuesten menos.