Queremos dar las gracias a los electores que votaron en la primera vuelta a uno de los candidatos de Lucha Obrera (LO). Expresaron su conciencia y su orgullo de pertenecer al mundo del trabajo y afirmaron los intereses de los trabajadores. Y tenían razón.
Esta corriente de 350.000 personas sigue siendo modesta. Y a falta de un verdadero partido obrero, el mundo del trabajo se pierde en la búsqueda de un salvador supremo que no existe.
Este salvador supremo se ha buscado durante mucho tiempo en la izquierda. Hoy, muchos trabajadores lo ven en Agrupación Nacional (RN en francés). Este es un camino mortal para la clase obrera.
RN, como todos los partidos que compiten para gobernar, respeta el orden capitalista y está fundamentalmente entregado a la gran burguesía, que tiene el monopolio de las fábricas, los bancos y las cadenas de distribución. Promueve las ideas más reaccionarias: el racismo, la xenofobia y la opresión de la mujer.
Lo más grave es que este nuevo postulante al papel de salvador supremo está haciendo que los trabajadores se enfrenten entre sí en función de sus orígenes, dividiéndolos y debilitándolos, en un momento en que el mundo del trabajo necesita aún más su unidad para las próximas batallas contra sus enemigos mortales, el gran capital, los amos de las grandes empresas y de la finanza.
Así que está descartado que un trabajador consciente vote a RN. Evidentemente, ni hablar de votar a un candidato de Macron que ha pisoteado al mundo obrero.
Los votantes de LO pueden querer votar a un candidato del Nuevo Frente Popular contra RN. Si es así, pueden hacerlo sin avergonzarse de ello. En la primera vuelta expresaron lo que pensaban de esos políticos, su rechazo a esos partidos que, cada vez que han gobernado, han traicionado sus propias promesas para someterse a la voluntad de la burguesía y así, han hecho tanto para acercar RN al poder gubernamental.
En cuanto a los que no quieren dar su aprobación a los candidatos de la izquierda, incluidos ex ministros y ex presidentes, también pueden prescindir de acudir a las urnas y expresar así su desconfianza hacia toda la casta política de la burguesía y de las instituciones del Estado.
La sociedad capitalista sólo funciona bien para los más ricos, para los multimillonarios, para la gran burguesía, mientras que el mundo obrero tiene que sudar beneficios y dividendos para estos pocos privilegiados que no respetan ni a las personas ni al planeta. Para que esto cambie, hará falta la fuerza y la unidad de los trabajadores, movilizados contra la gran burguesía, luchando con sus propias armas, las de la huelga de masas y las ocupaciones de fábricas.
Mañana, la extrema derecha y los racistas se sentirán más fuertes y con más derecho a denigrar y atacar no sólo a los trabajadores inmigrantes, sino a cualquiera que desafíe la explotación. Pero hay algo que no nos quitarán: nuestro papel indispensable en la economía, el hecho de que los trabajadores hacen que todo funcione en esta sociedad. Están en el corazón de la producción, el transporte, el comercio, la banca y los servicios públicos. La patronal nos necesita a todos, y eso nos da los medios para luchar y hacernos respetar.
Necesitamos un partido que agrupe a trabajadores de todas las nacionalidades y orígenes, detrás de un programa que defienda sus intereses cotidianos y trabaje por el derrocamiento del capitalismo.
Necesitamos un partido que reavive las mejores tradiciones del movimiento obrero, construido sobre la idea fundamental de que existen dos clases opuestas en la sociedad: la burguesía y la clase obrera, y que la lucha de los trabajadores sólo terminará cuando la burguesía sea derrocada. Un partido que afirma que quienes hacen que la sociedad funcione deben dirigirla.
Sí, el partido de la clase obrera debe ser un partido revolucionario: el futuro de toda la humanidad depende de ello, porque la perpetuación del orden burgués nos hunde en la crisis, la guerra y la barbarie.
Así que, trabajadores, no tengamos miedo. ¡Cerremos filas y organicémonos en un partido! En el pasado, la clase obrera ha librado grandes luchas. Tenemos que basarnos en esta historia para reconstruir un auténtico partido obrero comunista, revolucionario e internacionalista.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 1 de julio de 2024