Al decidir la disolución, Macron ha puesto en nuestras manos la futura composición de la Asamblea Nacional. Odiado como es por las clases trabajadoras, podría perder su mayoría en favor de Agrupación Nacional (RN, ex Frente Nacional) o del Nuevo Frente Popular (pacto de las izquierdas). El juego está abierto.
Todos afirman que la victoria de sus adversarios hundirá la economía y el país en la catástrofe. Pero los obreros, los empleados y los trabajadores precarios ya están viviendo esta catástrofe todos los días.
Cuando ya no puedes llenar el carro de la compra, cuando tienes que calentar tu casa a 16 grados y ya no puedes coger tu viejo coche porque el depósito está vacío, ya es una catástrofe. Es una catástrofe para quienes sobreviven con una exigua pensión de invalidez y para quienes ni siquiera tienen una pensión de 1.000 euros tras toda una vida de duro trabajo.
Es un desastre para los residentes cuyos barrios se están transformando en guetos de pobres, y que ya ni siquiera pueden contar con escuelas y hospitales públicos que han sido abandonados. Y algunos se sorprenden de que, tras haber sido expulsados de la escuela, los jóvenes caigan en todo tipo de tráficos.
Así que sí, ¡hace falta un cambio! Pero este cambio no puede venir del futuro gobierno y de estos políticos. En cuanto llegan al poder, incluso los que dicen representar a los trabajadores tiran por la borda sus promesas y se ponen al servicio de la gran burguesía y de sus políticas antiobreras. Cada vez que los trabajadores han depositado sus esperanzas en ellos, se han visto decepcionados, traicionados y desamparados.
Así fue como Mitterrand, Jospin y Hollande (tres presidentes o jefes de gobierno socialistas) gobernaron como la derecha, abandonando a los trabajadores a los despidos, la explotación y el paro. Y RN hará lo mismo en este terreno.
Incluso antes de llegar al poder, Bardella (candidato de RN) ya se alineaba con los deseos de los empresarios. Para él, ya no es cuestión de jubilarse a los 60 años, promesa hecha por Le Pen en 2022. Ni siquiera la derogación de la jubilación a los 64 años. Por otra parte, RN hará la vida imposible a los trabajadores inmigrantes, es decir, a los que madrugan para hacer los trabajos más duros y peor pagados. Enfrentará a los trabajadores entre sí para que las grandes empresas puedan seguir atiborrándose a costa de todos nosotros.
La única manera de defender nuestros intereses como trabajadores y nuestras condiciones de vida es implicarnos. Si no queremos que nos engañen una vez más, debemos hacer oír nuestras reivindicaciones nosotros mismos.
Debemos exigir que la riqueza y los enormes beneficios que producimos se utilicen para nuestros salarios, nuestras pensiones y nuestras condiciones de vida, en lugar de incrementar las fortunas de un puñado de privilegiados que no hacen nada con sus diez dedos. Pues sí, los trabajadores tienen que organizarse para formular juntos las reivindicaciones que cambiarían sus vidas.
Desde hace una semana, todos los políticos, incluido Attal, dicen que van a aumentar nuestro poder adquisitivo. Mienten descaradamente. Porque ninguno de ellos tiene intención de enfrentarse a la gran burguesía, que se alimenta de la miseria que crea aquí y en los países pobres explotando a los trabajadores.
Otro problema crucial: la amenaza de ser arrastrados a una guerra. En este punto, todos los partidos susceptibles de gobernar tienen el mismo programa y seguirán la misma política belicista que Macron. Pues bien, ¡los trabajadores tienen que saber lo que pasa a sus espaldas!
Así que hay que echar una vigilancia sobre todos estos políticos que no paran de cambiarse de chaqueta. Tenemos que estar preparados para pedirles cuentas. Tenemos que actuar nosotros mismos. Eso empieza por elegir representantes entre nuestros compañeros de trabajo, que sean como nosotros, que sufran los mismos problemas que todos nosotros y que sean conocidos por su dedicación a los intereses de la clase obrera.
Por eso, en estas elecciones, Lucha Obrera presenta candidatos en casi todas las circunscripciones. Si hubiera un solo diputado del campo obrero, él sería los ojos y los oídos del mundo obrero.
Votar por ellos significa votar contra Bardella y Macron, expresando nuestra desconfianza hacia los servidores de la burguesía que dicen ser de izquierdas. Votarles significa afirmar que no existe ningún salvador supremo.
Los propios trabajadores cambiarán su destino y la sociedad redescubriendo la conciencia de su fuerza y el camino de la lucha colectiva.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 17 de junio de 2024