Acabamos de vivir una campaña electoral dónde el PSOE, por medio de Susana Díaz, no ha parado de contar a la población lo nefasto que es el PP, la derecha de los recortes. Pero parece que los políticos se olvidan de sus diferencias cuándo les unen intereses comunes y no es la primera vez que vemos a PP-PSOE actuar juntitos y de la mano.
En esta ocasión la unión ha sido para rechazar en el Congreso una Comisión -propuesta por la Izquierda Plural- que llevaba la propuesta de reprobar a Aznar por sus negocios en Libia. PP y PSOE han paralizado tal propuesta. Para justificarse, dicen que sólo se puede reprobar a miembros del gobierno en activo y que Aznar es un ciudadano más.
Parece ser que Aznar firmó en 2010, poco antes de la guerra que acabó con Gadafi, un contrato con Befesa, filial de Abengoa, como asesor e intermediario para que Abengoa consiguiera la adjudicación de cuatro grandes desaladoras que se iban a construir en Libia. Aznar pactó una comisión del 1% con Abengoa de todos los contratos que cerrara la empresa en Libia hasta un máximo de 250 millones de euros de facturación, y de 0,5% a partir de esa cifra. Además, cobró un adelanto de 100.000 euros
Ya Aznar no era presidente pero el caso es que designó a Pablo Casado, entonces funcionario como vocal asesor de la oficina del ex presidente, para ocuparse de "cualquier comunicación entre las partes derivada del presente acuerdo" por lo que muchos ven que se aprovechó de recursos públicos para lucrarse personalmente.
Según palabras del propio Aznar, a pesar de las "rarezas" de Gadafi lo veía como a un "amigo". De hecho Aznar fue de los pocos que se opuso en marzo de 2011 a la intervención militar en Libia contra Gadafi, argumentando que era "muy difícil entender una política que deja que los amigos caigan y que los enemigos permanezcan en el poder". Finalmente la guerra acabó con el proyecto de las desaladoras y también con la vida de Gadafi en octubre de 2011.
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