La manifestación del sábado 9 ha congregado cientos de miles de personas en protesta por la actuación del gobierno de la Generalitat en manos del PP y Vox y presidido por el impresentable Carlos Mazón. Los manifestantes han denunciado también la tardía actuación del gobierno central, con Pedro Sánchez a la cabeza y en muchas pancartas se exigía también su dimisión.
Pedro Sánchez no se atrevió a asumir el mando y declarar el estado de emergencia y los confinamientos desde primera hora de la mañana del martes, pues no quería exponerse a todas las críticas recibidas cuándo lo hizo en pandemia.
Y en esta manifestación, las fuerzas del orden cargaron contra manifestantes que denunciaban a los políticos responsables. Así se muestra una vez más que las fuerzas del orden, el aparato de Estado, no está al servicio de la población trabajadora. El Estado y sus políticos en el gobierno, están más para defender sus negocios y los de la gran patronal y banqueros que para solucionar los problemas reales.
Ahora, mientras que los políticos de la derecha y de la “pseudoizquierda” miran para otro lado, intentando descargarse de las responsabilidades que tienen, lo que están demostrando es la gran solidaridad que tienen entre ellos, porque ambas administraciones tienen su responsabilidad criminal en la tragedia ocurrida, por su falta de previsión y respuesta inicial y por la política de recortes en los servicios públicos que ambos gobiernos practican, pues se ha vuelto a constatar que los recortes también matan.
El resultado de toda esta situación, es la desconfianza y el rechazo de gran parte de la población hacia la clase política, haciendo cundir la desesperanza; esta es un caldo de cultivo excelente para que germinen las ideas de extrema derecha, como bien ha demostrado la historia.
Como hemos visto han sido los vecinos, los voluntarios y la población en general los que han mostrado fundamentalmente la solidaridad. Por ello el barro de la Dana es el símbolo de un desastre social y no sólo natural, que ha mostrado la quiebra del Estado. Por ello, como ya están haciendo millones de valencianos, es necesario exigir la dimisión de los responsables y su enjuiciamiento. Además se necesitará obligar a todo el poder económico, en manos de las grandes empresas y bancos con sus beneficios, a restaurar los destrozos.
Pero esto no será suficiente a largo plazo, si no hay una planificación racional de las obras necesarias, no se actúa en las zonas inundables y en contra del cambio climático.
Los científicos han estado alertando durante 30 años sobre el caos climático generado por el calentamiento global, que es producto de las grandes corporaciones del carbón y del petróleo y de la deforestación de las grandes empresas agroindustriales.
Ahora es el momento de exigir responsabilidades políticas y judiciales porque los cientos de muertos no son producto de la naturaleza, son crímenes de Estado. Pero no podemos olvidar que es necesario avanzar hacia una organización política de la clase trabajadora, que permita en un futuro organizar la sociedad tomando en sus manos los recursos, ahora en manos de los capitalistas. Expropiando los campos, fábricas y grandes empresas, planificando desde la ciencia y la razón la sociedad. La clase trabajadora no tiene otra salida.
Si caemos en la desesperanza, en que “la política es una mierda”, la política la harán los que tienen el dinero para hacerlo, los capitalistas, y tendremos a la extrema derecha en el poder del Estado, como ha sucedido en EEUU con Trump, para golpearnos más duramente.