¡Abajo las guerras imperialistas!

Εκτύπωση
Textos del semanario Lutte Ouvrière - 14 de agosto de 2023
14 de agosto de 2023

Continúan los disturbios en la región africana del Sahel. Reunidos el jueves 10 de agosto, los jefes de Estado de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) ordenaron la "activación inmediata" de una fuerza de intervención para restaurar al Presidente de Níger, derrocado por un golpe militar a finales de julio. Detrás, maniobran los dirigentes estadounidenses y franceses. Macron, el más belicista de todos, ha dejado claro que los 1.500 soldados franceses presentes en Níger apoyarían activamente dicha intervención.

Mientras tanto, Níger se encuentra bajo un auténtico bloqueo desde hace dos semanas. Su población, más de la mitad de la cual vive ya por debajo del umbral de la pobreza, ha tenido que soportar cortes de electricidad, bloqueo de las transacciones bancarias, subida vertiginosa de los precios de los alimentos y escasez cada vez mayor.

Las potencias imperialistas se presentan como defensoras de la democracia, pero en realidad están defendiendo el derecho de unos pocos grandes grupos industriales y financieros a continuar su explotación despiadada de esta región. Los "intereses franceses" que Macron trata de proteger son los de Orano, antes Areva, que explota el uranio de Níger desde hace 50 años, y los de Total, Bouygues y todos los capitalistas franceses que obtienen beneficios condenando a los trabajadores y las clases populares de África al subdesarrollo y la miseria.

En Níger, para ganarse el apoyo popular, los militares golpistas denuncian ahora el saqueo del país por Francia, pero hasta hace unas semanas, estos miembros de los círculos dirigentes del ejército eran cómplices, llevándose su parte del botín, al igual que los dirigentes corruptos que derrocaron y a los que los dirigentes estadounidenses y franceses defienden en nombre de la "democracia". Los gobiernos occidentales podrían muy bien encontrar un terreno común con estos soldados, a los que conocen mejor por haberlos entrenado. Pero no aceptarán que nadie pretenda hacerles frente, sobre todo en un momento en que las relaciones internacionales en su conjunto son tensas.

El enfrentamiento en Níger forma parte de una guerra más general y continua entre las grandes potencias por el control de los mercados, las fuentes de materias primas y las zonas de influencia. Pretenden controlar tanto África como el resto del mundo, ¡e incluso el espacio exterior! El sistema imperialista no cesa de sumir a muchos pueblos en guerras bárbaras. Con el agravamiento de la crisis y la guerra económica entre Estados, las grandes potencias se han embarcado en una escalada que podría llevar al mundo a una guerra generalizada.

Desde hace año y medio, en Europa del Este, un conflicto mortal enfrenta a los países imperialistas, encabezados por Estados Unidos, con la Rusia de Putin a través de los ucranianos. Las tensiones con China aumentan. Las grandes potencias incrementan fuertemente sus gastos militares y sus estados mayores se preparan para guerras de "alta intensidad" en las que tarde o temprano también se verán inmersas sus poblaciones.

Aquí, en Francia, los trabajadores y las clases populares no mueren bajo las bombas. Pero ya están pagando las consecuencias de esos preparativos militares. Los miles de millones gastados en la producción de armas cada vez más caras faltan para hospitales, escuelas, viviendas, transportes, etc. Pero están haciendo la fortuna de ciertos industriales, los Dassault y otros productores de máquinas de muerte. En una situación económica incierta, los capitalistas son los grandes beneficiados al establecer una "economía de guerra" que les garantiza beneficios crecientes.

Los gobiernos y todos los representantes políticos de la burguesía afirman que este gasto militar está destinado a "defender el país". El mismo argumento se utilizará mañana para movilizarnos y mandarnos a matar otros trabajadores, a los que se habrán dirigido los mismos discursos engañosos.

En un momento en que el futuro promete crisis cada vez más graves y guerras cada vez más generalizadas, el destino de los trabajadores no debe quedar en manos de las clases dominantes, de sus gobiernos y de sus estados mayores. Los grupos capitalistas que trabajan para la guerra deben ser expropiados y sus beneficios confiscados, para que esos miles de millones puedan destinarse a la contratación en hospitales y escuelas. La sociedad debe ser dirigida por los trabajadores, ¡es la única esperanza de la humanidad de escapar a la catástrofe!

Editorial de los boletines de empresas del 14 de agosto de 2023