Un verdadero frente común empresarial parece haberse levantado contra el SMI. Las principales empresas de servicios del país, las Clece, Ferrovial Servicios, FCC, Eulen, Acciona, Sacyr Facility Services, etcétera, han abierto la vía judicial para reclamar a la Administración del Estado el reintegro de los costes derivados de la subida salarial dictada por Sánchez.
Sobre todo, se trata de contratos públicos, subastados a la baja, donde el peso de los costes salariales alcanza el 90%, según indica la CEOE.
Mientras han estado pagando salarios bajos, todos callaban, ahora dicen que los sobrecostos derivados de esa medida les resulta inasumibles. Resulta llamativo, porque estas grandes empresas, vinculadas históricamente al sector de la construcción, también históricamente vienen obteniendo altas tasas de beneficios.
Damos por descontado que, hasta la subida del SMI, los sueldos que esas empresas han estado pagando han contribuido a ello, es decir la plusvalía obtenida de la explotación laboral les ha servido para llegar a donde están. Ahora que tienen que afrontar la realidad de pagar sueldos más dignos, miran con malos ojos la medida. Pero mientras se aprobaban, unas tras otras, reformas laborales que reducían salarios y recortaban derechos laborales, se frotaban las manos.
Debido a las condiciones laborales impuestas, reforma tras reforma, por políticos y grandes empresas, los trabajadores veían cada vez más difícil su futuro. La subida del SMI puede mejorar un poco las condiciones de vida de una gran parte de los trabajadores. A estos mismos empresarios, que ahora profieren gritos lastimeros y miran de soslayo sus beneficios no debemos prestarle la más mínima atención.
Mientras el futuro de la clase trabajadora está en manos de la patronal capitalista y sus políticos, que se dedican a amoldar a su antojo las condiciones de trabajo, salarios, etc; en suma, lo que nos da lo necesario para vivir no estará asegurado en forma alguna.
Por eso la clase trabajadora debe empezar a actuar, a reunirse y discutir sus problemas. Debe tomar conciencia de su lugar, empezar a organizar asambleas, intervenir activamente y participar de todas las decisiones que le incumben como trabajador, la clase que hace que todo funcione.