Represión laboral y sindical en Procavi

Εκτύπωση
Octubre de 2018

Los trabajadores de la empresa cárnica Procavi, en Marchena, llevan años denunciando las prácticas antiobreras a que están sometidos por parte de esta empresa. La lista de abusos de la patronal sería interminable, condiciones de trabajo de semi-esclavitud y que tienen consecuencias graves para la salud de los trabajadores, el agotamiento físico y psicológico están a la orden del día. Todo ello justificado por la dirección como medio de obtener mejores ganancias, sin importar para nada ni la salud laboral ni las condiciones de los lugares de trabajo.
Un ejemplo, en mayo de este año un trabajador perdió un ojo debido a la falta de medidas en seguridad y prevención laboral de la empresa. Inmediatamente la dirección lo negó y alteró los elementos físicos del lugar de trabajo que dieron lugar al siniestro.
La alta subcontratación, que emplea a trabajadoras y trabajadores en peores condiciones y fuera de las exigencias que la pudieran justificar, se viene utilizando como forma de dividir a la plantilla, obligando con ello a realizar los turnos y horas extras, sin repercusión en los sueldos y siempre bajo la amenaza de los despidos.
De forma paralela a la explotación de los trabajadores, no por casualidad, en Procavi se viene realizando una persecución sindical feroz,  algo que se constata como práctica habitual en muchas otras empresas de distintos sectores.
Nadia García, miembro del comité de empresa de una de las subcontratas de Procavi, Adecco, viene denunciando el acoso sindical y laboral que se viene practicando en la empresa. Hace poco hubo otra demostración de la prepotencia de la dirección para con la plantilla, Nadia y otros trabajadores fueron acosados en sus puestos de trabajo, a lo que se respondió con el anuncio de una concentración junto a la puerta de la empresa, para expresar el rechazo a este tipo de actuaciones.
La indefensión que sufren todos los trabajadores y trabajadoras está patente en todas partes, y otra prueba de ello es la negativa de las autoridades a la concentración, que pese a ello, como decimos, se llevó a cabo. Como consecuencia, a Nadia García la suspendieron durante 12 días de empleo y sueldo. Las prácticas abusivas de Procavi, de muchas empresas, para con sus trabajadores y representantes sindicales, tiene muchas veces la réplica en unas instituciones que funcionan para la defensa de la propiedad privada y el capital.
Debido a los altos ritmos de trabajo, la arbitrariedad en los turnos y al acoso psicológico, muchos trabajadores padecen trastornos generalizados y ansiedad como consecuencia del estrés. Por descontado, la peor parte se la llevan las mujeres, que soportan, además de la carga de la casa, jornadas de trabajo extenuante.
Recordamos la huelga que llevaron a cabo los trabajadores en abril de 2017. Dicha huelga, convocada a nivel estatal, puso en claro las inhumanas condiciones de trabajo y el rechazo unánime de los y las trabajadoras a los abusos que viene sufriendo la totalidad de la plantilla. Las ventas de la empresa, que aumentan cada año gracias a las condiciones de explotación laboral, tienen como contrapartida los bajos salarios. Los trabajadores llevan años sin aumento real de sueldos y una antigüedad congelada; la práctica totalidad de horas extras no se pagan, las jornadas de noche tampoco.
Hay que parar los pies a estos patronos. Los abusos y la explotación de trabajadores tienen que cesar. Muy probablemente, la dirección de Procavi, al incumplir las normas de prevención, en seguridad y salud laboral en la empresa, que ponen en riesgo la vida de la plantilla a diario, habría obrado de forma criminal y con alevosía, debería ir a la cárcel. ¡Todo por elevar los ritmos de trabajo en la cadena de procesado de carne para conseguir mayores ventas!
Desde el mundo del trabajo hay que seguir luchando por cambiar todo este tipo de cosas. Sacudir a fondo este sistema opresor creado por los capitalistas y cambiarlo por un sistema donde el trabajo y la producción, ya arrancados de las manos de la propiedad privada capitalista, sirva a los verdaderos intereses de los trabajadores.