Níger: el imperialismo quiere continuar su saqueo

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Textos del semanario Lutte Ouvrière - 2 de agosto de 2023
2 de agosto de 2023

El 26 de julio, el presidente de Níger, Mohamed Bazoum, gran aliado de Francia, fue derrocado por un golpe militar dirigido por el jefe de la guardia presidencial, Abdourahamane Tchiani. Macron y el gobierno francés reaccionaron inmediatamente con amenazas.

Se trata del tercer golpe de Estado en el Sahel, tras el de Mali en agosto de 2020 y el de Burkina Faso en enero de 2022. Hay que recordar que desde 2012, el ejército francés está en guerra en esta región de África para, según Hollande (ex-presidente socialista) que tomó la decisión, luchar contra las milicias islamistas presentes en Malí. Diez años después, a pesar de esta intervención, las masacres de civiles continúan, sobre todo en la región llamada de las "tres fronteras", entre Malí, Níger y Burkina Faso. Desde 2013, más de tres millones de habitantes del Sahel han tenido que huir, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Lejos de ayudar, el ejército francés sólo ha contribuido al caos. ¿Cómo podría ser de otro modo? Su único objetivo real era perpetuar el saqueo de su antigua patria africana por las empresas francesas, entre las que destaca Orano, la antigua Areva, que suministra parte de las centrales nucleares francesas. Pero si bien Níger es el cuarto exportador mundial de uranio, también es uno de los países más pobres del mundo: en la clasificación mundial del FMI, ocupa el puesto 182 de 187 países. En 2010, la cuota de ingresos de Níger por la venta de uranio fue sólo del 13%, y el resto fue a parar a Areva. Es fundamentalmente esta dominación económica la que alimenta la más que legítima cólera de la población contra Francia y los regímenes que protege con el pretexto de defender una falsa democracia.

El 30 de julio, una manifestación atacó la tricolor y la placa de la embajada de Francia en Niamey, la capital. El gobierno y los medios de comunicación franceses afirmaron que los manifestantes estaban siendo manipulados por la junta, o incluso por Rusia. Pero las manifestaciones al grito de "Abajo Francia" no son nada nuevo. En noviembre de 2021, en Téra, al oeste del país, la ira de la población ya era tal que bloqueó un convoy de soldados franceses, que respondieron disparando, dejando dos muertos y dieciocho heridos.

Durante los golpes de Estado en Malí y Burkina Faso, el imperialismo francés se vio obligado a reubicar sus tropas. Pero ante el golpe de Níger, parece que la situación no es la misma. No sólo Macron ha amenazado con "tomar represalias de forma inmediata y contundente", sino que el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, ha salido en defensa de Mohamed Bazoum, en claro contraste con la postura adoptada anteriormente por Estados Unidos. La Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), agrupación de jefes de Estado vinculada al imperialismo, ha blandido la amenaza de una intervención militar, dando a la junta de Níger un ultimátum de una semana para que entregue el poder a Bazoum.

¿Estamos abocados a una intervención de este tipo? Lo cierto es que, tras el golpe de Estado, las grandes potencias, y Francia en particular, están preocupadas por su control de los minerales estratégicos de la región y del Sahel en general. Para continuar con su saqueo, están dispuestas a pasar de las amenazas a la acción, ya sea directamente o a través de sus aliados locales.

Thomas Baumer