Desde hace dos semanas se oían ecos de huelga en los astilleros de Navantia, Cádiz, e incluso los sindicatos CGT Y CTM (Coordinadora de Trabajadores del Metal) habían dado cobertura legal a dicha huelga a partir del lunes 17 de julio, pero han debido desconvocarla antes de comenzar. Algunos trabajadores de las empresas subcontratas, ya se habían puesto en huelga a principio de mes, como respuesta espontánea al despido de 4 trabajadores y los incumplimientos salariales del convenio, habiendo retomado el trabajo tras unos días, pues carecían de cobertura legal para continuarla. La decisión de este paro fue tomada en asamblea por estos trabajadores, sin mediación de ningún sindicato. Muchos mostraron su deseo de continuar.
Como siempre ocurre, la maquinaria estatal se ha puesto a funcionar para que estos trabajadores renunciaran a su derecho a la huelga, cuyo objeto no era más que denunciar los incumplimientos reiterados del convenio, las abusivas jornadas laborales, la merma salarial –considerable- pues muchas empresas pagan por debajo de convenio, los despidos entre otros motivos, en definitiva, para hacer cumplir la legislación laboral. Así, Patronal y Comité de Empresa de Navantia Cádiz, todos a una, ayudados por una prensa servil, han criminalizado a estos trabajadores e intentado que parezcan culpables de la escasez de carga de trabajo actual en los astilleros. La patronal ha declarado que está “secuestrada” por una “banda de terroristas sindicales” refiriéndose a los convocantes de la huelga y ha elaborado un documento conjunto con el Comité de Empresa de Navantia apelando a la “responsabilidad” de los trabajadores y pidiendo la desconvocatoria de huelga. Según ellos, había armadores cancelando sus pedidos y llevándose sus barcos a otros lugares, con lo cual había más despidos.
¡Nada dicen de que los despidos son moneda corriente en los astilleros durante todo el año, con los trabajadores fijos discontinuos, entre barco y barco!
Ante la inmensa presión recibida, los trabajadores han pedido la desconvocatoria de la huelga; ¡así sea! Para más infamia, la patronal de las subcontratas han parado el trabajo – son fijos discontinuos- y el miedo al despido ha vencido en estos momentos. Hay que tener en cuenta que estos trabajadores han debido votar ante sus propios jefes, para mayor vergüenza –si cabe- de los sindicatos mayoritarios responsables.
Como se constata cada vez que los trabajadores amagan con movilizarse y luchar, todo el arsenal del Estado se pone contra ellos.
¡No hay que olvidarlo, sino sacar las conclusiones necesarias para el futuro! La primera de ellas es que los trabajadores tenemos que organizarnos y discretamente, fuera de la vista de chivatos, jefes y burócratas sindicales, elaborar nuestra propia tabla reivindicativa, nuestra estrategia y táctica. La segunda es que se tienen que publicar y controlar directamente las cuentas reales de las empresas y su verdadero volumen de trabajo, para comprobar la carga real de trabajo que la patronal oculta.
Sin embargo, lo que se consiguió tras años de luchas obreras se está perdiendo hoy, por ello es urgente y necesario construir núcleos de trabajadores conscientes de la explotación y formados en la lucha de clases, en las empresas y en los tajos, que ayuden a sus compañeros a comprender la naturaleza capitalista de todos estos incumplimientos de Convenio y ayuden a elevar su conciencia de clase, entendiendo que somos los trabajadores, una sola clase, lo que hacemos funcionar la sociedad y que si paramos, se para el mundo. ¡Una sola clase, una sola lucha!