Movistar es la antigua Telefónica, antes Telefónica de España, empresa estatal creada en 1924 durante la dictadura de Primo de Rivera. Durante 2005 en España llegó a tener una plantilla de unos 37 mil trabajadores y esta cifra a disminuido hasta 21 mil, algo más de 16 mil trabajadores en 13 años.
La trayectoria continuada de pérdida de empleos, impulsada primero mediante EREs (entre 1993 y 2013) y luego con los Planes De Suspensión Individual de Empleo (PSI), que la empresa viene ejecutando con éxito desde 2016, son parte de su estrategia para salir airosa de los vaivenes económicos. La sobreexplotación laboral a base de subcontrataciones conforma la otra cara de su negocio.
Este modelo de explotación laboral lo ensayó primeramente en sudamérica, imponiendo condiciones laborales mucho más precarias, para luego trasladar la idea a España.
En todo ese tiempo, ni una sola vez se ha conseguido parar un ERE o un PSI. La burocracia sindical se ha plegado a los intereses de la empresa. Los sindicatos forman un todo con la maquinaria gerencial, facilitando o ofreciendo los recursos humanos y técnicos suficientes para que sus planes se lleven a cabo con el menor roce posible ante la plantilla de trabajadores.
Se plasma el gran robo social al mundo del trabajo que lleva a cabo Movistar dentro y fuera de España. Mediante el chantaje laboral, la empresa compra el silencio de los trabajadores.
Ahora Movistar presenta un nuevo PSI, siglas que ocultan una nueva destrucción de empleo y que verá afectado unos 5 mil puestos de trabajo en todo el país.
Movistar ha agitado la idea que la tecnológica no necesita de mucha mano de obra, pero cada ERE o PSI ha ido seguido de subcontrataciones en peores condiciones laborales, de salarios y largas jornadas.
Hay que entender que cada despido es dinero que la empresa se ahorra, además que todo el trabajo realizado le rentará de por vida con cada sueldo que deja de pagar. Pero además, tras cada PSI, las condiciones de trabajo se endurecen, pues lo que busca es mano de obra dócil y desechable. Esto es lo que pasará, y será el peor futuro para nuevas generaciones, si los que trabajamos en Movistar seguimos consintiendo este robo social.
Los accionistas llevaran su retiro dorado, a diferencia del futuro incierto de muchos otros trabajadores. La lucha por mejorar las condiciones laborales que llevaron adelante antiguos trabajadores, contrasta con la pasividad y oportunismo actuales.
Es tarea de todos combatir la explotación laboral, denunciar el robo social con cada trabajador que se marcha y que la empresa obtendrá, practicamente gratis, mayores beneficios.
Los trabajadores tenemos en nuestras manos la posibilidad de cambiar esa injustcia. ¡Si no lo hacemos por nosotros, hagamoslo por los que vienen detrás!